jueves, 27 de marzo de 2008
La Taberna de Gaia
La taberna de Gaia se sitúa en Foncebadón , uno de los primeros pueblos de la maragatería siguiendo la carretera que va desde Ponferrada a Astorga, hasta hace poco fué un pueblo abandonado que resurgió de sus cenizas gracias al nuevo impulso del Camino de Santiago en estos últimos años, ya que es lugar de paso de la etapa 22 del camino francés (Rabanal del camino-Ponferrada). En el alto de Foncebadón, en la cumbre del monte Irago, se sitúa la emblemática Cruz de Ferro, un gran poste de madera con una pequeña cruz de hierro en su cúspide, la base la forma una gran amontonamiento de piedras de todos los tamaños, parece ser que allí hubo un altar dedicado a Mercurio, protector de caminantes a quien los viajeros dejaban un guijarro, costumbre que siguieron los segadores gallegos que pasaban por este enclave por primera vez camino de Castilla y costumbre que en la actualidad continuan los peregrinos de Santiago.
Me imagino que aquellos peregrinos que llegan a Foncebadón y se encuentran por sorpresa con La Taberna de Gaia deben experimentar una sensación única, porque cruzar su puerta es como entrar de repente en la Edad Media, igual que si hubieras salido de la máquina del tiempo, el personal va vestido con atuendos medievales, hay pieles de animales en los bancos de madera que sirven de asiento a las mesas alargadas, los platos y los vasos son de barro, el menú es un pergamino...en fín te sientes en otra época. Y además la comida acompaña, el menú no es muy extenso, ni falta que hace, nosotros probamos el trinchado medieval y las tejas de embutido de la Gaia, después churrasco de ternera (te lo sirven en un plato de pan!!) y señor de los bosques (ciervo estofado) y como éramos dos, los dos postres que tienen para intentar probarlo todo, las dos tartas están increíbles...y para terminar te sirven un auténtico café de puchero. Todo está riquísmo, no pudimos acabarlo porque es muy abundante y creo recordar que la cuenta no llegó a 40 euros.
Es un sitio para no dejar de verlo, ideal para dar una sorpresa a alguien, sobre todo si es amante de la Edad Media.
Hay una anécdota curiosa relacionada con Enrique Notario, el creador de la taberna y Paulo Coelho, entorno al libro diario de un mago, en el que cuenta su propio camino iniciático a través del camino de Santiago, ya que parece ser que estando Paulo Coelho grabando un reportaje sobre su peregrinación llegó a la taberna de Gaia y entabló conversación con Enrique, que no le reconoció y que empezó a hablarle a Coelho de cómo le había impactado el "diario de un mago", pues de alguna forma en este libro, escrito bastantes años antes del renacer de Foncebadón y de la creación de la taberna, se vaticina que esto sucederá algún día y no explico mucho más para no arruinar el argumento a quienes no lo hayan leído.
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